"La idea es que, si hay una casa vacía o una casa embrujada en un pueblo, hay que aislar ahí a los infractores", declaró a la AFP Kusdinar Untung Yuni Sukowati, jefa de la división administrativa de Sragen, en la isla de Java.
Uno de estos casos es en la aldea de Sepat donde se escogió una casa abandonada hace muchos años para hacer pasar la cuarentena a los infractores, en el lugar se instalaron camas y algunas sillas, se separaron con cortinas.
Una dura lección para los habitantes de un país que cree en sus tradiciones ancestrales y que le tiene respeto a esos seres que se negaron a abandonar esta tierra, a pesar de estar muertos.
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