Mucho hemos hablado del covid-19, del manejo que se le ha dado, de la corrupción que se ha generado en torno del decreto de emergencia económica y social y de nuestros mandatarios locales y el regional, que distantes de la realidad aprobaron sus Planes de Desarrollo como si el mundo fuera el mismo que teníamos hasta antes de esta situación.
Escribo esta columna, tratando de hacer un resumen de lo que fue mi programa de gobierno como candidato a la gobernación de Santander en octubre pasado. Creo, que esta crisis nos da una inmensa oportunidad para reordenar el rumbo de la región. Lo primero que se debe abordar es si nos consolidamos desde la región en un consenso que vaya más allá de los partidos y de las disputas ideológicas, si desfamiliarizamos la política y avanzamos en la más amplia convergencia ciudadana, empresarial, académica e institucional, si somos capaces de sacar la casta nuevamente y nos posicionamos en el segundo lugar de los departamentos del país, si abordamos el desarrollo regional como una apuesta estratégica de largo plazo (2050) si derrotamos la corrupción y dejamos atrás ese odioso primer lugar que nos ganamos producto del manejo desmedido y bandidezco de quienes nos han gobernado los últimos 24 años, si los empresarios salen de su zona de confort y de la mano con el estado “ arriesgan” en función de aumentar el empleo y elevar la productividad, si las universidades asumen un rol protagónico y aportan desde la investigación y la elaboración de propuestas en proyectos audaces, debidamente elaborados, técnicamente formulados, si los sectores políticos tradicionales y los clanes familiares se desplazan o los desplazamos del manejo del Estado o incluso, que participen pero que no sean determinantes en las decisiones. Si construimos una ciudadanía activa, muy activa, que no dependa más allá que de su decisión libre y espontánea de aportar a la transformación de nuestra región y consolidar una democracia que armonice todos los factores sociales, políticos y económicos en función de garantizar el bienestar a todos y cada uno de los habitantes de estas tierras.
Tenemos como. No menos de ocho Clústeres se pueden implementar: en calzado y cueros; tenemos la mayor capacidad instalada de mano de obra del país, cerca de 5.000 PYMES con no menos de 70.000 personas expertas en elaboración de productos derivados de este renglón de la economía. El Clúster educativo; un poco más de 20 instituciones de educación superior, incluida la cuarta universidad más importante del país, la UIS, que nos permitiría ofertar servicios educativos a Centro América, el Caribe y los EE UU. El clúster del turismo; Santander tiene más de 265 destinos turísticos que nos garantizan un enorme potencial en este sector, siempre y cuando cambiemos la inversión de proyectos tipo 1 revaluados ya por la OMT y se asuman las recomendaciones hechas por la comisión regional de competitividad. El clúster de la salud; la inmensa infraestructura ubicada especialmente en el AMB que cuenta hoy incluso con el hospital internacional, permite asumir la salud como una gran oferta para propios y extranjeros. El clúster tecnológico; contamos ya con el parque tecnológico de Guatiguará y Piedecuesta se perfila como una ciudad que va hacia la espacialidad tecnológica en el mediano plazo. Pero también se ha hablado de la comisión fílmica, el desarrollo de esta iniciativa pondría a más de 100 emprendimientos que hay en la región a articular propuestas para los productores internacionales. El clúster industrial; tal vez el más importante. La posibilidad de crear el corredor estratégico Bucaramanga-Barrancabermeja que desarrolle un centro de operaciones logísticas en medio del puerto impala y el puerto de gamarra Cesar, que permita la concentración de la mayor cantidad de carga que entra al país por la costa atlántica y se distribuya desde ahí para todo Colombia. La creación del tan cacareado aeropuerto internacional de carga en Sabana de Torres y el restablecimiento de la línea férrea hasta Puerto Wilches. Aprovechando los beneficios tributarios de esta zona que fue articulada en los acuerdos de paz como ZOMAC y avanzando así en la construcción de la región Diamante-Caribe que contempla los santanderes y la costa atlántica. Podemos llegar a constituir así el 25% del PIB del país y como lo he dicho, ser el segundo departamento.
Podemos ser el milagro económico del país, tenemos todas las condiciones materiales para ello, nuestra geografía, nuestras riquezas materiales, nuestra capacidad emprendedora, nuestra gente. Todo, absolutamente todo servido para lograr salir del letargo en que nos metieron y consolidar una región prospera, llena de oportunidades, con niveles de desempleo muy por debajo de la media nacional, con empleo mejor remunerado, con disminución sustancial de la pobreza, con una juventud llena de iniciativas, de expectativas muchas más que las de terminar en Australia, Canadá o Kuala Lumpur lavando platos o en oficios que terminan frustrando más de cinco años de sacrificios en las universidades.
Les propongo queridos ciudadanos, desde la orilla donde esté, que pensemos en esto, que reunamos el mayor consenso, que dejemos la tara o la ambición que impiden construir una sociedad armónica y hagamos de este departamento un ejemplo para el mundo y no terminemos haciendo lo que en una serie de Netflix nos muestran (walking dead ) una sociedad que desprecia la vida, el ser humano y que garantiza una sociedad completamente individualista que gana para si la suerte de su autodestrucción, pudiendo convivir en la mayor armonía posible.
¡Podemos hacerlo!!!
EMIRO ARIAS BUENO
Economista
Mg en ciencia política
@EmiroAriasBueno
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