Respetada periodista:
Escribo estas líneas con el firme propósito de poder hacer un llamado a la reflexión en medio de un país tan convulsionado como el nuestro y que pareciera que, en lugar de avanzar, retrocediera en todos los aspectos de la vida cotidiana, pero especialmente, en la tan anhelada paz, con la cual estoy seguro, tanto usted como y yo y millones de colombianos soñamos.
En 1993 en la ciudad de Kigali capital de Ruanda, nace la Radio Televisión Libre des Mile Collines RTLM. Su propietario, uno de los hombres más ricos de Ruanda, o tal vez el más rico de esa época, Felicien Kabuga inicia una campaña de odios entre Hutus y Tutsis las dos etnias más representativas de ese país. Un año después el mundo ve horrorizado como en tan solo cien días cerca de un millón de seres humanos fueron masacrados a machetazo limpio por hordas de Hutus quienes, impulsados por el odio a través de sus líderes y publicitado casi que 24 horas al día por RTLM, sin ninguna consideración, asesinan a sus vecinos, familiares, amigos o a cuanto ser humano se les atravesara en el camino.
No valió la advertencia del Estado en cabeza del ministro de información, Faustin Rucogoza, quien ante las propias cámaras de RTLM advirtió a su propietario el señor KABUGA que de seguir incitando al odio su emisora sería clausurada. KABUGA,por su parte sentenció en una frase su postura. “RTLM no puede complacer a todos, señor ministro, RTLM solo dice la verdad” Alegando el principio de informar a la población. Pocos meses después el ministro, su esposa y sus hijas fueron asesinados. Luego del genocidio KABUGA huyó del país y solo hasta este año, el 16 de Mayo fue capturado en un condominio de apartamentos en París.
La incidencia que tuvo este medio de comunicación en el genocidio fue determinante en las proporciones en que se dio. Pierre–RichardProsperembajador de EE UU para crímenes de guerra 2001-2005 manifestó que “sin la radio el genocidio no habría alcanzado tal magnitud¨ la periodista ValérieBémérikiex locutora de la cadena radial, reconoce desde prisión donde purga una condena como responsable del genocidio, que los conceptos acuñados por los grandes dirigentes Hutus para referirse a los Tutsis fueron asumidos con tal certeza que ella misma creía que sus contradictores étnicos eran cucarachas que se los podían comer vivos y por tal razón debían ser exterminados. La locura llegó a tal punto que terminó siendo colectiva y con las consecuencias ya enunciadas.
Pero este odio no ha tenido como protagonista únicamente a Ruanda. Los conceptos acuñados en diferentes países y promovidos por medios de comunicación en la actualidad, tiene a muchos países entre ellos Venezuela donde a los opositores de manera despectiva se les califica como “escuálidos” a través de la televisión estatal. Nada menos ni nada más que refiriéndose a los sectores altos de la población por su color de piel pero que hoy se generalizó a todos aquellos que no hagan parte de los sectores oficialistas independientemente de su condición social.
Nuestro país ha sufrido como ninguno los horrores de los odios partidistas, ha llorado por más de sesenta años los muertos de un conflicto que pareciera no tuviera fin, vivió la peor de sus épocas cuando un capo del narcotráfico le declaró la guerra al Estado Colombiano y desbocó una espiral de violencia asesinando a bombazos a ciudadanos inermes que tuvieron miedo incluso de asomarse a las puertas de sus casas.
¡El país está cansado, fatigado, mamado!!! de más y más violencia, de más viudas, de más huérfanos, de más sueños de miles de jóvenes truncados por la muerte. No es necesario querida periodista que le enuncie tantos y tantos hechos históricos que perfectamente usted conoce. No es necesario discutir si usted asumió una postura de un bando político de los que polarizan hasta una empanada. Usted lo ha hecho y eso no es un delito, ni un pecado. Solo que ha estado utilizando su fuero de periodista y la libertad de expresión como herramientas para justificar esa postura, contrariando los principios de independencia y objetividad que son el fundamento en una democracia de esa misma libertad de expresión.
Y peor aún, desconociendo intencionalmente el aparato de justicia, descalificando a la corte suprema de justicia, bastión moral de nuestra sociedad. Sus odios tal vez pudieran justificarse por el maltrato del que fue víctima al final del gobierno anterior, tal vez si me pongo en sus zapatos lo alcance a comprender más.
Pero recuerde que nuestras pasiones individuales, no pueden permitirse ir más allá de eso y arrastrar a todo un país para tratar de respirar venganza a consta de ahondar en las diferencias entre los ciudadanos. La invito a que vea las reflexiones de hoy de Valéri Bémériki, la invito a que tranquilice su espíritu, a que contribuya a generar un ambiente de reconciliación entre todos los colombianos.
La historia siempre obrará del lado correcto, pasen los años que pasen. Usted es una mujer valiente, utilice todo ese valor como lo hace Federica Angeli en Italia que, a pesar de las amenazas y las bombas puesta en su periódico, el diario la República, no cesa en su empeño de desenmascarar a la mafia que azota a ese país.
La corrupción nos carcome, nuestro modelo de desarrollo es tan inequitativo que somos después de Honduras el país más desigual del continente, nos están robando el oro, las riquezas, con títulos mineros amañados, nos quieren dejar un país sin agua teniendo el 50% de los ecosistemas de páramo del mundo, nuestro medio ambiente, es decir, nuestra subsistencia está en peligro.
Los actores armados no paran su orgia de sangre en todos los territorios, los empresarios medianos y pequeños están quebrándose y el gobierno no hace absolutamente nada por ayudarlos. En fin, tenemos cientos de problemas reales que de no solucionarse nos van a llevar a unos niveles sociales, económicos, políticos y de seguridad de incalculables consecuencias.
Trate, procure, haga el esfuerzo, no olvide, pero perdone, contribuya en el contexto histórico a construir un mejor país, un país donde el odio quede en los anaqueles de la historia. Sea grande, la historia se lo reconocerá.
Un abrazo…
EMIRO ARIAS BUENO
Economista.
Mg en ciencia política.
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