
Para quienes llevamos defendiendo la causa de Santurbán por cerca de diez años, nos resulta apremiante, en el momento más álgido de esta lucha, encontrarnos con una situación disonante con los intereses de miles de ciudadanos que durante tanto tiempo y de manera espontánea hemos asumido la bandera de la defensa del agua y de la vida como algo inherente a nuestra propia existencia.
Por supuesto, allí hemos coincidido diferentes actores que desde múltiples espacios nos comprometimos a evitar la explotación que ya varias multinacionales han intentado hacer y bajo diferentes modalidades.
Esas confluencias, abiertas, no calculadas, asumidas con integridad, sin populismo, con la conciencia plena de una justa lucha, sin mezquindades, sin sectarismos, sin OPORTUNISMO, han facilitado la sumatoria de la mayor cantidad de ciudadanos que entendieron que defender Santurbán era defender la vida.
Y para consolidar este escenario quien ha liderado con gran acierto y decisión, es el COMITÉ PARA LA DEFENSA DEL PÁRAMO DE SANTURBÁN.
Una expresión netamente ciudadana que, a través de sus convocatorias, todas ellas acertadas, ha conducido a miles de ciudadanos a manifestarse pacíficamente en sendas marchas que han concluido, como la última el 6 de octubre de 2018 con cerca de 100 mil participantes.
Nada hasta ahora había empañado una manifestación y menos había dado pie para que se establecieran fronteras a pesar de las diferencias, producto de la multiplicidad ciudadana que allí coexiste. Y ese ha sido el éxito de esta lucha. La unidad por encima de cualquier consideración de orden religioso, político, sexual, racial, etc.
Por eso quiero llamar la atención al respecto.
Los actores políticos de diferentes tendencias, hemos acompañado este gran propósito desde lo personal, como ciudadanos, guardando con el mayor tacto la prudencia en no mezclar nuestros intereses políticos, en no desfigurar una causa tan justa y noble como esta, aprovechando la gran receptividad que da el caracterizarse como defensor del páramo, para sacar réditos políticos a la hora de los procesos electorales.
La marcha convocada el viernes 11 de septiembre y que terminó siendo absorbida y protagonizada por el alcalde de Bucaramanga, aleja ese noble propósito del que estoy haciendo referencia en este escrito. Permitió que sucediera lo que nunca ha estado en las cuentas de nadie.
Que unos estuvieran a favor y otros en contra, que caprichosamente se realizara a pesar de las condiciones de salud pública que enfrentamos a raíz de la pandemia, que diera pie a que la ambigüedad del Gobernador Mauricio Aguilar aflorara aún más, convocando a un consejo de seguridad anunciando “actos terroristas”en medio de un ambiente nacional de protestas por los abusos policiales y con ello permitiendo que los verdaderos enemigos de la defensa del agua confundieran a un sector de la opinión pública, endilgando refriegas de otra convocatoria con la marcha pacífica.
Debe estar uno muy afanado y creo que el Alcalde Juan Carlos Cárdenaslo está.
Somos la segunda región en contagios diarios en el país de Covid-19, tenemos un promedio casi sostenido de 25 muertes por día y el 50% de ellas se dan en Bucaramanga, no hemos llegado al famoso pico, la desregulación del aislamiento va a impedir que se llegue a esto en el corto plazo.
Debería el señor Alcalde concentrar sus mayores esfuerzos en minimizar el impacto en muertes.
Pero invertir hasta el mes de agosto solo seis mil millones en contratos relacionados con la pandemia y uno de ellos, el de los mercados, por cerca de tres mil millones de pesos, es una cifra irrisoria para una ciudad de más de setecientos mil habitantes.
La crisis que ha producido esta pandemia y que se aumentará con el paso de los meses de no asumir una estrategia seria de reactivación económica que contemple entre otras cosas una férrea batalla contra el coronavirus.
Las PYMESde las cuales depende el 70% de esa reactivación esperan por sus ayudas, los sectores más vulnerables siguen soportando el hambre solos, un mercado les ayudó, pero no fue suficiente, los 140 mil ciudadanos que confiaron ciegamente en él, lo hicieron convencidos que el legado de la administración anterior se mantendría, por eso lo eligieron.
Debería el Alcalde dedicar buena parte de su tiempo a resolver esto y no actuar al ritmo de las encuestas que lo llevan de manera irresponsable a convocar una marcha en medio de semejante escenario. Durante diez años he valorado la decisión de muchos mandatarios que han asumido con entereza la defensa de Santurbán, valoro al igual la del alcalde Cárdenas, pero reprocho contundentemente que sus afanes permitan el señalamiento, el maniqueísmo de los verdaderos enemigos y como resultado final una división absurda entre quienes decidieron marchar y los que no, cualquiera que fueran las razones.
Una gran enseñanza en medio del fragor y de la lucha por defender el Páramo, el comité debe seguir conservando su liderazgo, sumar sí, por supuesto, pero no permitir que de ninguna manera esta lucha sagrada, civilista, desarraigada de cálculos políticos, de manejos de imagen de unos y otros se imponga sobre la transparencia y como lo he dicho, la justeza de este gran propósito que es la defensa del agua.
La unidad y solo la unidad de miles de ciudadanos evitará que el gobierno de Duque consolide el innoble propósito de otorgar a través de la ANLA la licencia ambiental para la explotación del Páramo.
Fustigarnos en redes sociales entre unos y otros solo dejará el desaliento y una división que como lo he dicho no está en los cálculos de nadie dada la trascendencia de este gran esfuerzo ciudadano.
A pasar la página, asumir con gallardía los errores no hace débil a nadie, por el contrario, lo fortalece. Reafirmar la confianza de los ciudadanos, mantener nuestro espíritu siempre con la mayor decisión y esperar con calma, pero alertas, el momento oportuno para hacer la mayor movilización en la historia del país que entierre definitivamente las intenciones de destruir nuestro ecosistema de Páramo y además saquear de manera vulgar nuestros recursos.
¡De todos depende!!!
EMIRO ARIAS BUENO
Economista
Mg Ciencia Política.
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