Lo que parecía ser un año histórico por la cabalística fecha del 2020, para el desarrollo de la humanidad, terminó siendo algo así como una predicción “Nostradamesca” . Todo lo planeado desde las grandes esferas de poder, hasta las proyecciones de todos y cada uno de los seres humanos se fue al traste por la pandemia del Covid-19.
La humanidad ha tenido la oportunidad de hacer una gran reflexión sobre lo que ha vivido durante los últimos treinta años, pero al parecer poco o nada se ha aprendido de esta apremiante situación que puso en jaque no solo la existencia de los habitantes del planeta, sino de las formas en que se ha asumido esa misma existencia.
El modelo de desarrollo impuesto por los “filósofos” de la escuela de Chicago, basado en el ya fracasado libre mercado con su ingrata experiencia de la gran depresión de 1929 vuelve a hacer agua y no solo producto de la pandemia si no de una gran negación de los principios elementales del capitalismo, es decir, la producción salvaje de mercancías que sin miramiento alguno creo el absurdo consumismo que llevo a la depredación de recursos energéticos con su colosal devastación de nuestro medio ambiente.
Hoy tenemos un planeta que se debate entre corregir el rumbo o irse a la debacle del calentamiento global, que hará que el tan maltratado planeta tierra busque instintivamente la manera de preservarse y decida que esta especie, la humana, desaparezca para él garantizar su armonía como ya ha sucedido con las otras tantas extinciones masivas ocurridas.
No lo entendemos aún. La alocada carrera comercial de las súper potencias carcome día a día a la tierra, extrayéndole hasta la última gota de combustibles fósiles y hasta el último gramo de oro, diamantes y demás minerales que terminan adornando carros, armas y hasta inodoros de jeques árabes.
En esa estupidez andamos ya desde hace décadas. La condición humana pasó a sobrevalorar la vida por el desarrollismo, cambió las mercancías por la nutrición de millones de niños, la fabricación de autos suntuosos por el agua potable para millones de personas, el avance tecnológico superfluo por el privilegio de un sistema de salud para unos pocos, alimentos sintéticos y procesados por un aparato agrícola destruido con miles de campesinos tirados a su suerte en los grandes centros urbanos, mercantilizó el deporte al punto de valorar un jugador por miles de millones de euros o dólares que uno solo de ellos vale más que el presupuesto anual de cualquier país tercermundista.
El mundo entró en una locura que solo esta pandemia pudo mostrar su banalidad y estupidez, lo superficial en que se ha caído, lo lúgubre como se asume la vida, el desinterés por lo realmente trascendental en la existencia de cada uno de nosotros.
Pero también nos mostró que el modelo de desarrollo es completamente desafortunado para la mayoría de ciudadanos.
Las inequidades han llevado a que la mitad de la población mundial viva con menos de US $ 6 por día, que cerca de 800 millones de seres humanos estén en la pobreza extrema. Nuestro país no es ajeno a eso, por supuesto. Cerca de 18 millones de colombianos están en ese rango con los ingresos anotados y cerca de un millón bordeen la pobreza extrema. Y para aterrizar en nuestra región, contamos con más de 400 mil personas en esta condición.
¿Y que tenemos acá? Un departamento con gran potencial que no ha sido explotado, una capacidad instalada en mano de obra y unas bondades geográficas que podrían disminuir sustancialmente todos los indicadores negativos que hoy elevan las NBI.
La consolidación de no menos de ocho clusters en temas como salud, educación, turismo, cueros, industria entre otros que pondrían a la región a la cabeza del desarrollo de país.
El corredor Sabana de Torres- Barrancabermeja desarrollaría todo un andamiaje industrial y consolidaría el centro de operaciones logísticas en medio de puerto Impala y el puerto de Gamarra Cesar, garantizando así el conectarnos con la región Diamante-Caribe no desde el aspecto elitista de la producción sino desde la consolidación de una economía solidaria y circular que redistribuya el ingreso y genere la mayor cantidad de empleo posible.
La consolidación de nuestras PYMES que ocupan el 90% de nuestro aparato productivo sería posible si se establece un plan hacia el 2050 donde la impecabilidad en el manejo de los recursos públicos se de en función de esta estrategia.
Qué necesitamos hacer entonces queridos ciudadanos. Actuar con inteligencia y en función de los intereses de todos. Trabajar de la mano de las instituciones universitarias, publicas y privadas, que contribuyan con la investigación y la cientificidad a consolidar ese plan estratégico, a que desde la formación integral nos aporte unas nuevas ciudadanías, imbuidas de una gran cultura ciudadana que vaya moldeando con los años una gran sociedad, donde el respeto, la armonía social, el civismo, nos permitan tener unas ciudades mucho más amables.
Pero también necesitamos derrotar por las vías democráticas a los clanes, dos de ellos asentados en nuestro departamento, de los 40 que manejan el país región por región. Que nos permita a los ciudadanos en un gran acuerdo colectivo sacar adelante estos nobles propósitos. Que nos permita invertir los recursos en la gente, que la corrupción inoculada por ellos en la mayoría de actores políticos, económicos, sociales y culturales desaparezca como forma aceptada del manejo de lo público.
Que nos permita tener un sistema de salud que no sea el negocio de dos o tres de esos “empresarios” que saquean el sistema sin miramientos mientras la gente muere por las deficiencias financieras del mismo, que nos permita consolidar un plan de desarrollo de largo plazo y no que cada cuatro años la familia Aguilar nos venda un monumento al fracaso con sus parques o el partido liberal nos lleve al más amplio clientelismo. Una nueva clase política de verdad, que no repita la frustración que hoy es el Alcalde de Bucaramanga a quien en un acto de plena lealtad los ciudadanos le depositamos nuestra total confianza en nombre de la independencia, la lucha contra la corrupción y el clientelismo y en tan solo este año haya destruido ese acumulado histórico y haya concesionado la voluntad popular a cambio de reencauchar a esos sectores políticos que estaban en franca retirada de la administración pública de la ciudad.
Por eso es muy importante asumir con la mayor responsabilidad el proceso electoral que se avecina en el 2022, tenemos una inmejorable oportunidad para empezar a consolidar un gran movimiento regional que en cabeza de miles de ciudadanos garantice el avance de nuestra sociedad hacia niveles de progreso y desarrollo comunes y asuma su destino con la mayor decisión.
El mundo y sus gentes ha cambiado, solo ellos, los tontos que creen que no es así pretenden seguir en la diatriba de hacer de este planeta su pelota de letras con la que pueden divertirse hasta no más. Vamos a derrotarlos, vamos a hacer de nuestras ciudades, nuestra región, nuestro país y del mundo un lugar grato para nuestra corta existencia. Nuestros sueños, los de todos y cada uno de los que creemos que es posible que esto cambie, se materializarán en la medida en que avancemos por el camino de lo colectivo y entendamos que como sociedad o salimos adelante juntos o todos nos vamos a un punto de no retorno.
El 2021 aunque venga con las dificultades ya previstas, debe permitirnos avanzar en los propósitos individuales y colectivos.
Una feliz Navidad y un feliz año para todas y todos los que comparten mis sueños de un mejor país.
¡Abrazos infinitos para todos!!!
EMIRO ARIAS BUENO
Economista
Mg ciencia política
No hay comentarios:
Publicar un comentario