Pocas veces los ciudadanos han centrado su atención en las elecciones al Congreso de la República como va a suceder en las que se van a desarrollar el próximo año.
Los santandereanos somos muy apáticos a participar de este proceso electoral, porque la dirigencia política que desde hace más de treinta años lidera los escaños de Cámara de Representantes que son siete y de Senado que son cinco aproximadamente, poco o nada hacen por la región.
Convirtieron este importante espacio que brinda la democracia en una forma personalista que los ha atornillado como caciques electorales, que usan sus credenciales para armar clientelas, para sumar mayorías en el Congreso no importa cual fuere el gobierno de turno, con tal de recibir sus cupos indicativos más conocidos como “mermelada” .
Les ha ido muy bien, de hecho, algunos llevan varios periodos gozando de los privilegios otorgados por su condición de senador o representantes, que en varios casos les ha permitido garantizar una jugosa pensión.
Pero no voy a detenerme a hablar de lo que la mayoría de ciudadanos ya conoce. Quiero hacer un análisis muy preciso de la importancia estratégica de estas elecciones y de la suerte del país que en el 2022 podría cambiar si logramos tener unas mayorías que legislen en función de los intereses nacionales y no de unos pequeños pero poderosos grupos económicos que han absorbido el Estado para su propio beneficio.
En Santander, casi todos las credenciales de Cámara, excepto la de Fabián Díaz, les pertenecen a los grupos políticos tradicionales y las cinco que hoy ostentan en Senado, incluida la de Horacio José Serpa, Hijo de Horacio Serpa y quien por cierto dice que quiere ser Gobernador del Departamento, están en manos de lo más rancio de la política de la región.
Solo en el 2018 Leónidas Gómez logró acomodarse en ese sitial, renunciando a los pocos meses para ser candidato a la gobernación, esa triste historia no la cuento porque ustedes también ya la saben de memoria.
El país hoy está en una encrucijada, o hacemos las reformas estructurales que se requieren en todos los aspectos fundamentales o terminamos en una sin salida marcada por la peor crisis social y económica con las consecuencias nefastas que ya se ven en las cifras oficiales.
El aumento de la pobreza y las desigualdades, un sistema de salud privatizado con una pésima calidad del servicio, una educación carente desde infraestructura en condiciones de modernidad y de baja calidad, un empleo destruido por el libre mercado y los TLC, sumado a un modelo de desarrollo extractivista que masacró la agricultura y la industria y nos llevó a la mayor informalidad posible.
Un sistema financiero voraz anclado al atesoramiento de riqueza que plantea la más grande contradicción del sistema capitalista. Salir a las calles de cualquier ciudad hoy es un peligro inminente.
Estas condiciones sumadas han deteriorado a una masa crítica de la población, empujándola no solo a la informalidad, si no a la ilegalidad, elevando las revoluciones de esa espiral de violencia que nos consume día a día.
El país no puede continuar así.
Tenemos las capacidades para convertirnos en una gran potencia alimentaría para el mundo, tenemos una gran capacidad de empresas, pequeñas y medianas capaces de competir en los mercados internacionales si se crean las mínimas salvaguardas para protegerlas mientras paralelamente entramos en un proceso de innovación tecnológica que nos permita ir modernizando gradualmente nuestro aparato productivo, 90% concentrado en las PYMES, tenemos un gran talento humano dispuesto a jugarse el todo por el todo en cada emprendimiento, tenemos una gran Nación que ha sido menospreciada por quienes desde el usufructo del mismo Estado reposan en sus comodidades.
En nuestra región las cosas son iguales y peores. Unos clanes políticos que se apoltronaron hace 30 años en el poder, que utilizan esas credenciales como ya lo dije para su beneficio y que se unen en los procesos regionales y locales para ganar gobernación y alcaldías sin escatimar esfuerzos de dinero que luego recuperaran del bolsillo de todos los contribuyentes. Empezar por derrotarlos en el 2022 es una tarea estratégica, si logramos desde los sectores independientes y alternativos hacer el mayor esfuerzo y ganar no menos de cuatro de las siete Cámaras y estoy seguro tres de los cinco espacios en el Senado. Dándose así las cosas, podremos pensar en tener la opción cierta y real de ganar Gobernación y las alcaldías de mayor relevancia en la región.
¿Qué debemos hacer entonces para lograr este propósito?
Motivar a esas nuevas ciudadanías que ya están determinadas a que nos acompañen con la mayor convicción y decisión del mundo. A que motiven de manera oportuna a sus amigos, familiares, vecinos, conocidos a que salgan a votar, cerca de trescientas mil personas que votan para gobernación no lo hacen ni para Senado ni para Cámara. Son votantes activos que no encuentran opciones para sufragar en la elección más importante del país.
En ese orden de ideas mi decisión es la de enfrentar esas vetustas maquinarias electoreras del departamento y constituir mi candidatura al SENADO de la República y desde allí aportar mis capacidades, mis conocimientos y mi tiempo para reconstruir nuestro bello país y para recuperar la democracia en nuestra región. Un gran movimiento regional, donde los ciudadanos sean quienes lideren el proceso de trasformación será mi mayor prioridad.
Las elecciones del 2023 deben marcar un hito en nuestra historia, como lo hicieran los comuneros el 16 de Marzo de 1781.Por eso Santander no se rinde Ni se rendirá en lograr recuperar la gobernación de las garras de la corrupción que es un deber democrático, cívico, ciudadano.
El trasegar de estos meses irá mostrando esa mujer o ese hombre que asuma esa gran responsabilidad, mientras desde los espacios del congreso vamos consolidando esa gran fuerza ciudadana que garantice el ejercicio de la democracia plena y ponga las instituciones al servicio de la gente.
Es con la gente que Santander No Se Rinde!!!
EMIRO ARIAS BUENO
Economista
Mg Ciencia Política.
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