Algunas personas que residen en los barrios, especialmente jóvenes, tienen como uno de los principales propósitos de vida hacer harto dinero para así salir del vecindario y poder tener una mejor calidad de vida junto a su familia. Si bien soy fiel creyente que todos queremos mejor calidad de vida para nosotros y para los nuestros, la consigna que debe comenzar a priorizarse es ayudar al barrio desde la colectividad en vez de salir de este a partir de la individualidad.
Desde la infancia, los infantes suelen observar cualquier tipo de situaciones peligrosas en su entorno familiar y social. Desde violencia intrafamiliar, problemas de dinero, consumo de drogas, extorsiones e inclusive asesinatos. Familias enteras sin comer por días, niños y niñas yendo a la escuela con el estómago vacío con el anexo del bullying en los colegios, suele suceder que todos los residentes deben estar en sus casas antes de las 10 de la noche debido a que existe toque de queda, pero no impuesto por el gobierno, sino por unas cuantas personas que se creen dueños de todo. Agregado a esto, se corre con el temor de ser apuñalado o asesinado por cruzar las llamadas fronteras invisibles entre barrios.
Pero poco a poco los infantes van creciendo, van tomando conciencia de las cosas. tienen, como todas las personas, aspiraciones. Aspiraciones que probablemente no se cumpliran por múltiples motivos, entre ellos se halla el abandono estatal en el cual se encuentran sometidos desde hace décadas las personas que viven en estos barrios populares. Jóvenes queriendo ser deportistas de alto rendimiento, cantantes, bailarines, médicos, abogados, empresarios, artistas, y cualquier cantidad de profesiones y trabajos posibles que se puedan imaginar. No obstante, aunque desean realizar sus sueños, se ven obligados a abandonarlos debido a la necesidad de conseguir dinero para colaborar con los gastos de la casa,o porque no ingresan a la universidad pública cuyo requisito para entrar debería ser tener ganas de estudiar y no un puntaje vacío que no demuestra nada. Otros deciden tomar el camino de la delincuencia o de las drogas, quizá los dos. Y poco a poco se van nublando sus sueños mientras que en ellos crece la desesperanza y la resignación para sus vidas.
Ahora, una de las problemáticas que más aquejan en estas comunidades son las drogas. Los consumidores, en su mayoría son jóvenes, pero también se encuentran desde niños hasta adultos mayores, incluso mujeres embarazadas, reciben una política totalmente nefasta y con evidencias de fracaso. Pues el Estado ha convertido a los consumidores de múltiples sustancias alucinógenas en su objetivo de represión. Muestran al consumidor como un delincuente, en vez de brindarle condiciones para que pueda salir de ese mundo a través de la concientización, centros de rehabilitación, terapias psicológicas,entre otras soluciones que tienen que ir de la mano con crear condiciones de estudio, empleo y de vida digna, pues como es conocido, gran porcentaje de personas que conviven en estos sectores ven en la droga una alternativa para la vida que llevan, y luego de que están adentro, por más que quieran, no pueden salir de ese mundo tan peligroso solo con voluntad propia. Pero ojo que esta política represiva solo se enfoca en los consumidores que se encuentran en estratos bajos, pues el trato es muy diferente cuando hay consumo de drogas en lugares de altos ingresos los cuales no quiero mencionar en este momento, pues para nadie es un secreto que ciertas personas que usan traje y corbata, que manifiestan estar en contra de las drogas de manera pública, también son consumidores pero las autoridades se hacen los que ven para otros lados.
Es bastante fuerte escuchar que el hijo del vecino murió a causa de una sobredosis, que la vecina está llorando porque el banco le quitó su casita que compró con el trabajo de toda su vida, que al compadre lo asesinaron por robarle el celular, encontrarse al amigo estallado en llanto porque su madre tiene una enfermedad cuyo tratamiento es demasiado caro y apurado tienen para el sustento diario, que inclusive, se tiene el temor de que un familiar no llegue a la casa porque lo asesinaron. La vida en los barrios es bastante fuerte, realmente es una universidad de la calle. Sin embargo, a modo de contraste, es en estos sectores donde se encuentra la gente más berraca, trabajadora, con ganas de salir adelante, solidaria con los vecinos, no importa que solo se tengan dos panes y aguapanela, si algún vecino está pasando necesidad, se le dá un pan y aguapanela. Gente explotada que se levanta a las 4 de la mañana y regresan de noche con el fin de traer el sustento a sus hogares, pelaos’ y pelaas’ que les toca pegarse un viaje de dos horas para ir hasta el colegio o universidad, ancianos que deberían estar descansando buscando la forma de ayudar con las necesidades del hogar.
Lastimosamente las decisiones que se toman respecto a estos problemas son discutidas por políticos que solo han pisado las calles de los barrios para hacer sus campañas politiqueras llenas de propuestas populistas y con el interés de no ver a las personas como seres humanos, sino como votos. Por eso, en estos momentos, debemos apuntarle a construir puentes entre las personas que padecen estas situaciones.
Hay individuos que merecen menciones especiales, y son aquellos que han dedicado su vida al trabajo y apoyo barrial, a colaborar de una u otra forma con la comunidad. Cada vez son más las personas que siguen este camino, que se motivan a tejer lazos de fraternidad entre el pueblo, pues si logramos unir fuerzas entre los “marginados” por la sociedad, y, por ende,por el Estado, no serán los políticos quienes tomen las decisiones, sino que seremos nosotros los que tomemos los acuerdos a seguir, pues nadie conoce mejor la problemática que aquel que la padece y nadie tiene mejores soluciones que los implicados en ella.
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