Por: Profe Diego López
El clientelismo y la Apatía los
grandes triunfadores de la jornada electoral de los consejos municipales de
juventudes 2021.
No puede negarse la frustración
que se siente por la escasísima participación de los jóvenes en los procesos en
que se convocaban para elegir a los representantes que conformarán los consejos
de juventudes, un órgano consultivo, pero sin duda importante en los cambios
que se proponen en la dinámica de la política en el país; todo lo contrario
ocurrió, los partidos políticos sacaron a relucir lo mejor de su arsenal,
grupos uniformados con camisetas, jóvenes obreros del aparato politiquero
fueron quienes salieron a ganarse un sueldo y a depositar su voto dirigido; las
mismas prácticas clientelistas, pero a mitad de precio, según aseguraron
algunos veedores; mientras tanto los indignados siguieron indignados y
renuentes a cualquier participación.
¿Cómo entender la apatía con que
los jóvenes han reaccionado a estas elecciones? Tal vez una primera lectura
está dada por la falta de representatividad, nuestros jóvenes rara vez están
integrados en organizaciones sociales, el aislamiento social les mantiene en el
“parche del barrio” o del colegio, pero no les ofrece muchas oportunidades para
vincularse a espacios más amplios y en los que de alguna manera se aborde las
complejidades sociales y políticas. Los clubes deportivos se restringen, los
grupos artísticos son escasos y de pocos participantes; pero sobre todo hay una
asepsia frente al diálogo político, heredada de estas falsas “buenas costumbres”
en que hablar de política estaba mal visto.
Se comprende que, en el siglo
pasado, las diferencias políticas -que en el fondo eran disputas feudales
disfrazadas-, inundaron de sangre nuestro país y esto generó toda una repulsa,
un rechazo que se heredó entre las nuevas generaciones y es, un primer vector
determinante en la gran apatía por los temas políticos, por el diálogo político,
que ha seguido cobijado por el peligro de la muerte.
De igual forma hay una sensación
de impotencia, de desconfianza suprema en los mecanismos democráticos, un gran
porcentaje de la población duda de su potencial, de su capacidad y de su
influencia en la toma de decisiones a nivel nacional; muchos se han convencido
-y en esto hay que darle crédito a la politiquería- de que todo está manipulado
y no hay nada que hacer; frente a ese derrotero, su participación solo la ven
como la validación de un fraude y detona en abstencionismo.
Un tercer elemento para este
primario acercamiento a comprender lo que ha ocurrido hoy, viene de la mano de
los liderazgos y representatividades. Los líderes de la juventud solo se
representan a ellos y un pequeño grupo, no han sabido conmover y articular las
necesidades de las inmensas mayorías y salvo algunas excepciones, no logran
superar la posición crítica en su nivel más básico; es decir que hay una gran
carencia de interpretación política que toque los temas sensibles que interesan
a los jóvenes.
Finalmente cabe anotar que no hay
espacios efectivos de difusión para los jóvenes, no hay canales de encuentro
entre los jóvenes y quienes les inspira liderarlos; los videos prefabricados de
los partidos tradicionales son más de lo mismo y los temas, lugares comunes de
la misma politiquería no despiertan interés. Las redes sociales se llenan de
chisme y la crítica rara vez se articula con propuestas claras.
El llamado de atención en este
momento es para la política alternativa, para todos aquellos que creemos que se
puede hacer una transformación; es claro que no lo estamos haciendo bien, es
claro que hay unos vacíos que, de no llenarse, las acciones políticas
tradicionales y corruptas seguirán llevando al país en la misma dirección y ya
sabemos el caos que ello implica en un futuro próximo.
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