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3 de enero de 2022

Las cabañuelas para el 2022



Por: Profe Diego Lopez

@profeDiegoLópez 

Recuerdo otrora como los primeros días del año nuevo servían para vaticinar el clima durante todo el año. Eso ya nadie lo hace, en parte porque pertenecemos a una nueva generación y en parte porque el cambio climático vuelve cada día más impredecible el clima del mundo entero; Sin embargo, hay procesos que discurren y sobre los cuales vale la pena pensar en como se irán desatando en este nuevo año 2022. 

Hay vientos de cambio en el clima político de América latina -todo sea para seguir con la referencia- sin embargo, los poderes económicos que gobiernan tras bambalinas en el país parecen muy temerosos de abandonar la vieja y siempre manipulable clase politiquera que ha ejercido en su favor durante los últimos cincuenta años; eso vuelve turbio el panorama electoral que se cierne sobre el país durante este año. 

No hay duda que hay muchos factores con los que se “juega”: las relaciones diplomáticas, la estabilidad financiera y miles de puestos de trabajo mal pagos, con lo cual aún se pretende controlar a millones de votantes; Aquí no cuento aquellos que tienen coercionados directamente, esos ya los cuentan en su favor; es decir aquellos que tienen en la nómina del Estado y que, como lo hicieron en la procuraduría con más de mil doscientos puestos creados a escasos días de fin de año y entrada en vigencia de ley de garantías, entran a formar parte del entramado de corrupción por puestos de trabajo que se cambian por votos. Oscuras nubes se avizoran en ese sentido. 

En los campos económicos el panorama no mejora. El dólar, moneda de referencia cambiaria, cerró el año en más de cuatro mil pesos, cifra que parece, debemos irnos acostumbrando, sobre todo por la devaluación del peso; esto naturalmente supone el incremento de costos en todos los procesos comerciales y de producción internos, la gran mayoría en un país tan dependiente de la producción extranjera. Situación que se agravará con la entrada en vigencia completa del TLC con Estados Unidos, un negocio de tigre con burro amarrado en el que cayeron redonditos los gremios con sueños de lechera, dicho sea de paso, los primeros afectados con las abrumadoras importaciones de leche y que tarde se pellizcan a protestar. 

Los genios economistas de los últimos gobiernos y sus áulicos ministros no se han enterado además de la migración hacia economías circulares y con un gran acento en la protección ambiental, esto seguramente le seguirá costando al país en el mediano y largo plazo; Los parlamentarios se han dedicado a tramitar leyes insulsas y en beneficio de sus interés mezquinos, pero nada de fondo que prepare al país para el gran salto que a nivel económico se ha propuesto dar después del 2030 y con el que se busca minimizar el ya agudo daño ambiental y la aceleración del cambio climático; Duque se quedó en discurso y ridículo. 

La educación, la salud, la vivienda y el transporte siguen siendo deuda permanente del Estado social de derecho, a la postre que los grandes capitales se enriquecen con la gran privatización de estos servicios básicos; con ello las brechas socioculturales se hacen más profundas y suponen la imposibilidad para que las nuevas generaciones mejoren sus condiciones de vida, de por si alejadas de las de los países “desarrollados”. 

Podría pensarse con pesimismo después de estos planteamientos; pero en realidad lo que hay es una gran oportunidad para aprovechar, es evidente el descontento generalizado y un interés creciente de la ciudadanía por tener más y mejor información por ciertos temas económicos y políticos; los jóvenes han retomado las banderas de liderazgo que siempre han tenido ad portas de las grandes transformaciones, surgen liderazgos alternativos con una amplia visión que integra las regiones de este gran país y en Santander, es claro que hay una intención de ponerle fin a los clanes que durante tanto tiempo han usurpado y malgastado los esfuerzos de los santandereanos. 

Santander sigue sin ser invitado principal a la gran cena del presupuesto nacional, evidentemente por la escasa capacidad de gestión, pero sobre todo porque no hay una visión territorial común que pueda organizar los múltiples esfuerzos de agremiaciones y organizaciones civiles que claramente desdeñan de los clanes en el poder, pero tampoco logran superar la inmediatez del cortoplacismo. 

Con todo y todo, las cabañuelas para este dos mil veintidós tienen la expectativa de un viento que sea capaz de levantar la mala yerba y dejar caer una lluvia que dé vida a una nueva semilla, los santandereanos lo merecemos, el país lo merece. 

Colofón: Se vendrá una nueva batalla por la protección de los páramos y contra el fracking, en ello la pedagogía y la información oportuna serán determinantes.

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