Por: @profeDiegoLopez
A medida que pasan los días y las
semanas hemos visto como se inunda toda el área metropolitana de grandes vallas
con destacados colores y personajes sonrientes, acompañados de logos indicando
como votar a su favor en las próximas contiendas electorales; caras, en su gran
mayoría, desconocidas para la ciudadanía, caras que no dicen nada,
absolutamente nada más allá de demostrarnos lo mal que está la democracia en
este país.
La esencia de la democracia es el
debate publico de ideas políticas, es decir de ideas para mantener y
desarrollar el sistema administrativo de un país; sin embargo lo que hemos
visto es que los candidatos al congreso, ya sea cámara o senado, han decidido
ser fieles al horripilante sistema de clanes que no es otro que el sistema de
clientela de votos, aquel organizado en torno a la presión ejercida sobre
contratistas y empleados de las instituciones publicas para que se comprometan
a conseguir votos a cambio de mantener contratos de empleo por escasos meses,
ya vendrán las presidenciales y habrá que hacer nuevas apuestas clientelares.
La democracia pasa por su peor
momento en el país y las elecciones de congreso así lo demuestran, quedan escasos
días para la elección y pocos han sido los candidatos que han salido a dar la
cara a algún debate público, a opinar sobre los temas nacionales y a realizar
el ejercicio democrático de la discusión pública; solo les interesa acudir en
secreto a reuniones con empleados públicos para presionarlos, con “coordinadores”
populares para acordar la compra de votos “el día D” y con los jefes políticos
para acordar coimas una vez sean elegidos.
En todo el país hay un ambiente
de decepción entre la gente, pero esa decepción debe a su vez transformarse en
acción, en una voz contra este sistema de clanes, de maquinarias y de mafias
que compran elecciones a punta de contratos y de sobornos, que se abstienen del
debate público sobre los temas de interés del departamento y el país.
Estamos en una encrucijada
ambiental como nunca antes la habíamos tenido que enfrentar, una economía que
nos ha dejado ad portas de un complejo abismo de hambruna, según informe
de la FAO; crisis de credibilidad en el sistema de justicia y cientos de
problemas más que no dan espera; pero que sin embargo se quedan en espera de
respuestas y propuestas de aquellos que aspiran a llegar a ocupar el cargo
legislativo más importante del país.
Mientras todo esto pasa, las
vallas siguen estando allí, mudas, absortas con una sonrisa ingenua y cómplice
del desastre en que hemos permitido que se convierta la hermosa democracia
heredada de los griegos, de la revolución francesa.
Excelente percepción de la realidad, la cual nos abruma y desconsuela cada periodo electoral... Si todos diéramos a la tarea de indagar sobre cada proyecto radicado, aprobado o gestionado por los que quieren seguir en sus curules, notaríamos la realidad de sus intereses, por eso es que a muchos convencen porque no indagan a los que se hacen elegir supuestamente por el bienestar de su gente.
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