El secreto (que no hacen esfuerzos en guardar) que comparten y tienen en común los servidores públicos pertenecientes a las diferentes instituciones de los órdenes territoriales y es la forma en la que hacen campaña política en beneficio de los distintos candidatos de sus quereres, aun, cuando por mandato constitucional, esta práctica maliciosa y capciosa se encuentra prohibida. El artículo 127 de nuestra Constitución Política, en su inciso segundo y tercero lo consagra así: “A los empleados del Estado que se desempeñen en la Rama Judicial, en los órganos electorales, de control y de seguridad les está prohibido tomar parte en las actividades de los partidos y movimientos y en las controversias políticas, sin perjuicio de ejercer libremente el derecho al sufragio. A los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo se les aplican las limitaciones contempladas en el artículo 219 de la Constitución.
Los empleados no contemplados en esta prohibición solo podrán participar en dichas actividades y controversias en las condiciones que señale la Ley Estatutaria”. Pero la norma se transgrede sin perjuicio alguno. Es así cómo se utilizan las diferentes secretarías pertenecientes a los diferentes órganos territoriales para realizar campaña política. Me abstengo de utilizar la palabra “maquinaria” en repetidas ocasiones, pues con solo pronunciarla me siento como Ingrid Betancourt.
Para ejemplificar el tema, presuntamente, la administración del Municipio de Floridablanca tiene a gran parte de los servidores públicos haciendo campaña y consiguiendo votos por debajo de cuerda a través de sus subalternos para el candidato a la Cámara de Representantes Álvaro Rueda, en razón de que el mencionado (y muy “honrado”) señor, estudió con Héctor Mantilla quien es ex alcalde de Floridablanca y para sorpresa de muchos y muchas, saqueó hasta los recursos que no tenía Floridablanca y hoy por hoy también es aspirante a la Cámara. Para hacer el rollo aún más interesante, Álvaro Rueda, estudió con Miguel Moreno, quien es el actual alcalde de Florida, pues el pacto que ellos tenían consistía en que después del actual alcalde (Moreno), Rueda sería el siguiente aspirante, pero por cuestiones y negocios personales, se decidió que sería candidato a la Cámara. Es importante resaltar que Álvaro, fue personero y director de Tránsito en 2017, es decir, lleva toda una carrera trabajando (viviendo) en los diferentes cargos dispuestos por el municipio. Aparentemente, se debe aclarar que Hector Mantilla está tan sobrado que no necesita la maquinaria de las instituciones de Floridablanca, pues es el “hijo adoptivo” de Marta Lucía Ramírez y tiene a su disposición toda la plata y corrupción del partido Conservador. Esto se ve reflejado, en que a lo largo y ancho del departamento tiene alrededor de 30 vallas promocionando su candidatura desde el mes diciembre, por lo que esto representa entre 5 y 7 millones de pesos mensuales por cada valla, lo que significa que solo en estas ha gastado más de 500 millones de pesos; eso, sin contar el montón de publicidad tales como folletos, afiches, pancartas, carteles, refrigerios en las reuniones, el dinero para comprar el voto, entre otras cuestiones y regalitos.
Teniendo en cuenta lo anterior, no hay que olvidarnos de José Alfredo Marín, aspirante al senado de la república por el Partido Conservador y quien es una ficha importante del clan Aguilar, debido a que Richard, al estar privado de la libertad, necesitan a una persona que reemplace su curul. Marín siempre ha ido de la mano de los Aguilar, en 2013 apoyó a Richard a la gobernación y en las elecciones pasadas fue director de campaña de Mauricio, por lo que cuenta, no solo con todo el dinero que posee el clan, sino con la gobernación, sus programas y por añadidura, con sus funcionarios. Ejemplificando lo dicho, al parecer hace poco hubo una brigada de salud impulsada por la gobernación en la cual en redes circulaba una imagen donde el que, estratégica y curiosamente invitaba era José Alfredo Marín.
Esto no solo sucede en la Alcaldía de Floridablanca o en la Gobernación de Santander, también podemos hablar de la alcaldía de Piedecuesta, a pesar de que Danny Ramírez ya no es el alcalde, posiblemente tiene el apoyo de un gran porcentaje de funcionarios vinculados a la misma, los cuales están intentando conseguir votos a como dé lugar para que este aspirante no termine en el banco de los quemados. Y ni hablar de la administración del municipio de Girón, que presuntamente están esperando al otro año para brindarle en bandeja de plata todas las herramientas posibles al señor Jhon Abiud para hacerle campaña a la gobernación.
No solo pasa en Santander, pasa en toda Colombia; desde La Guajira hasta el Amazonas, desde el departamento más abandonado estatalmente hasta por el menos. Estas prácticas mañosas y corruptas son tan comunes tanto en instituciones como en organizaciones de cualquier nivel, que sería un milagro encontrar una institución no corrompida y dañada por la politiquería. Incluso, con los candidatos a la presidencia, pues, debemos recordar que Iván Duque ha sostenido conversaciones con miembros de la coalición Equipo por Colombia donde le manifiesta su apoyo a estos y en donde han hablado de estrategias para que de allí salga el próximo presidente de la república.
El patrón común de las instituciones públicas es que se han convertido en fortines políticos que están en función de grupos políticos y no de los ciudadanos, pues los funcionarios que las integran deberán ejercer sus funciones con base en el mandato legal para el desarrollo de sus tareas y no dedicarse a realizar política electoral, con esto lo que hacen es dañar aún más la democracia y la confiabilidad de estos órganos. Se sobreentiende que, para quien hace campaña desde adentro es una oportunidad irresistible, ya que actualmente se están ganando un buen sueldo con todas las prestaciones de ley e incluso las bonificaciones y contratos que les da cada candidato y candidata. En pocas palabras, quieren llegar a ser servidores públicos para realizar negocios privados.
El montón de acuerdos que se realizan bajo la mesa es impresionante, no olvidemos que, en algún momento, cierto precandidato presidencial le dijo al actual gobernador de Santander (Mauricio Aguilar) que él le daba un dinero para invertir en el departamento, en unas canchas sintéticas siempre y cuando fuese él quien hiciera la entrega de esas obras.
Gran parte de las personas que hacen parte de estas instituciones, están allí debido a favores o por conveniencia política, no porque realmente tengan la capacidad, experiencia y mérito para ocupar estos cargos, pues de esa forma se hace más sencillo cobrar los favores dados, ya que, para cuidar sus puestos, es necesario realizar campañas políticas o conseguir votos a los candidatos de la preferencia de sus jefes. El modus operandi, es que les dicen que tienen que conseguir un número mínimo de personas que asistan a las reuniones y voten por los candidatos impulsados para que sus contratos sean renovados. Así mismo, los municipios tienen diferentes programas sociales que incluyen la participación activa de grupos de ciudadanos, un ejemplo de ello puede ser el trabajo con la población de la tercera edad, las barras de fútbol, los deportistas, entre otros, pues a través de estos programas se hace más sencillo incentivar a la comunidad a votar por esos candidatos, de esta manera arguyen que ellos han sido buenos y han cumplido con sus funciones para beneficiarlos y que por eso tienen que apoyar al candidato al que le hacen campaña. O sea, votar para que hagan lo mínimo que en estos cargos se debe hacer y dar las gracias por eso, absurdo, ¿no les parece?
La poca credibilidad de las instituciones públicas se fundamenta en el incumplimiento de sus funciones en aras de satisfacer las necesidades de unos pocos y no en la de los y las habitantes del país; pues como lo mencioné, los funcionarios se dedican a todo tipo de cosas menos a lo que tienen que hacer y si esperan una especie de pleitesía por hacer una cosa de las mil tareas que su trabajo conlleva.
Así mismo, los ciudadanos cada vez deslegitiman la labor de lo público, pues saben que desde allí se dedican a realizar politiquería y negocios personales. Si esto sigue así, con instituciones anacrónicas y politizadas, poco a poco irán desapareciendo y con ello irá desapareciendo lo público para volverse privado. Voten bien, voten de manera libre y consciente, pues esta puede ser una (no la única) vía para recuperar la confianza de la gente en defensa de lo público.
envíame un saludo
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